Donald Trump, de palabra y con hechos, ha demostrado desde que llegó a la Casa Blanca que su guerra es económica y que China es su principal enemigo. Ha nacido un nuevo orden mundial. Aquel que pugna por la hegemonía en un escenario cada vez más fragmentado. Y unos y otros maniobran para extender su área de influencia. Algo que no ha pasado desapercibido para el Departamento de Seguridad Nacional (DSN), que en su último informe anual abunda en los intereses de Pekín frente a la Unión Europea y la OTAN… Coincidiendo con el reciente acercamiento de Pedro Sánchez a Xi Jinping que levantó ampollas en Washington.
La referencia a China se encuentra en el capítulo dedicado a espionaje e injerencias desde el exterior, una sección que bebe principalmente de la información que facilita el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Tras destacar la actividad de Rusia en este ámbito -pronunciada tras la invasión sobre Ucrania- el informe incluye una referencia específica a China.
El documento destaca que, en general, la actividad de Inteligencia de muchos actores está principalmente relacionada con sus “intereses políticos, económicos e industriales”: “Por ejemplo, los intereses informativos chinos siguen centrados tanto en el ámbito de la UE como de la OTAN, en aquellas decisiones políticas y comerciales que afecten a sus intereses”, detalla.
La referencia es más escueta que la que recogió el DSN en su informe del año anterior, donde hablaba específicamente de la actividad que desarrollaba la Inteligencia china en España: captación de de fuentes europeas próximas a la UE y a la OTAN, y el desarrollo de una “estrategia híbrida”, consistente en la obtención de información relevante y a la construcción de redes de influencia en las altas esferas de poder político y económico, apoyándose para ello en la colonia china residente en España.
La maniobra de Pedro Sánchez
Aunque la referencia del nuevo informe sea más breve que la del año anterior, adquiere una relevancia destacada ante el actual contexto geopolítico, en plena guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, y con las consecuencias que suponen para el resto del mundo. “El panorama geopolítico ha estado caracterizado por un aumento de las tensiones globales […] y la competencia por la supremacía entre EEUU y la República Popular de China (RPC)”, resume el nuevo informe del DSN.
Una situación que también ha alcanzado a España. Donald Trump ha anunciado una batería de aranceles que supone una sacudida al frágil equilibrio económico internacional. Y pone el foco tanto en China como en la Unión Europea. El Gobierno de Pedro Sánchez promete medidas económicas para paliar las consecuencias y, al mismo tiempo, maniobra para buscar nuevos acuerdos que dinamicen la industria nacional.
Pedro Sánchez aterrizó el pasado mes de abril en China para mantener un encuentro bilateral con Xi Jinping. Según Moncloa, para facilitar la exportación de productos españoles y “reforzar la cooperación en ciencia, educación y cultura”. Un viaje que tenía un trasfondo comercial de primer orden, según apuntan fuentes diplomáticas. Y que, como contó Vozpópuli, contó con la mediación del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero para cerrar acuerdos estratégicos e inversiones críticas.
Malestar en Estados Unidos
La reunión irritó a Washington. Y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, no dudó en citar al ministro de Economía de España, Carlos Cuerpo, para trasladarle sus consideraciones “en materia de economía internacional”. “La reunión ha sido positiva y constructiva, en la que ambos han subrayado la importancia de trabajar juntos para abordar los desafíos comunes”, apuntaban fuentes de la cartera que dirige Cuerpo.
Pero el trasfondo era mucho mayor. El propio Scott Bessent, en víspera de su reunión con Carlos Cuerpo, lanzó una dura reprimenda a España: “No estoy seguro si ha sido el presidente o el ministro de Economía de España quienes han comentado esta mañana que ‘bueno, quizá nos tenemos que alinear más con China’. Eso sería como cortarse el cuello”.
Movimientos que encajan en el nuevo equilibrio que sostiene al mundo, que se traduce en una guerra abierta -y económica- entre Estados Unidos y China. Y que Seguridad Nacional, en base a los informes del CNI, recoge en su informe anual, con una reflexión sobre los intereses informativos de Pekín ante la Unión Europea y la OTAN.
Fuente de la noticia: VozPopuli
